Si quieres conocer todos los rincones de la isla de Menorca, has llegado al sitio adecuado para descubrir todos sus secretos. Si no has estado anteriormente en Menorca, te sorprenderán la belleza de sus playas, el agua azul, la tranquilidad de sus pueblos y los muros de piedra que se encuentran por toda la isla.
Más pequeña y tranquila que su vecina Mallorca, Menorca es la segunda isla más grande del archipiélago balear. Menorca cuenta con innumerables lugares de interés y zonas turísticas, hoteles y casi tantas playas como Mallorca e Ibiza juntas. También los hoteles Menorca son baratos y cómodos.

Imagen de satélite de la isla de Menorca
El sur de Menorca está poblado de apacibles centros de vacaciones, perfectos para las vacaciones en familia, mientras que por las costas más abruptas de la zona norte se encuentran los tranquilos pueblecitos de pescadores. Hay un gran número de oficinas de turismo en Menorca, repartidas por los diferentes pueblos y ciudades de la isla, en las que podrás encontrar toda la información necesaria sobre las atracciones turísticas de la zona, las principales playas de Menorca, hoteles, los museos y las fiestas locales, los mejores lugares para hacer turismo, así como otro tipo de informaciones prácticas para manejarse por Menorca.
En la actualidad Menorca tiene una población cercana a los 100.000 habitantes. Comparada con su vecina Mallorca, es más pequeña y más tranquila. Es probablemente por sus reducidas dimensiones que muchas familias deciden pasar las vacaciones en este remanso de paz y tranquilidad. Además, hay muchos centros de vacaciones especialmente adaptados para las vacaciones familiares, la mayoría por la zona sur. Aunque pueda parecer irónico por sus dimensiones, Menorca tiene prácticamente tantas playas como Mallorca e Ibiza juntas.
A lo largo de los años, Menorca ha sufrido muy pocos cambios. Es evidente que se puede ver de forma patente la evolución de la isla gracias al desarrollo económico que se ha experimentado por la industria turística, pero afortunadamente Menorca ha conseguido evitar la sobreexplotación de sus recursos y la urbanización abusiva de sus costas.
Menorca y las islas Baleares
Quien conoce las cuatro islas mayores de la Comunitat Autònoma de les Illes Balears suele coincidir en la opinión de que son muy distintas entre sí. Después, si las conocen desde hace tiempo, también es normal que añadan algún comentario a los cambios que ha provocado en ellas el gran desarrollo de la industria turística… Todo cambia, pero la globalización a la que se ven sometidas no impide que en Mallorca puedan respirarse aún esencias ancestrales, que Eivissa conserve su calidez africana, que Formentera desprenda el encanto paradisiaco de los lugares pequeños y alejados… y que Menorca nos ofrezca un poco de todo lo anterior y mucho de otras particularidades que la hacen aún más distinta, si cabe.
Hoy podría verse como un recorte desgajado del continente europeo, anclado, con muy buen tino, en el centro del Mediterráneo más occidental. Sus 700 km2, repartidos en ocho municipios, dan para mucho. Es algo que inevitablemente se descubre con sólo abandonar la automatizada pleitesía a los baños de sol, que es común, una obligación, casi, en los meses estivales. Este uso del tiempo de vacaciones se justifica plenamente en la calidad de las playas y calas que nos brinda Menorca, pero más aún que en otros destinos, aquí es interesante, gratificante, ese «todo lo demás» que suele complementar la oferta turística tradicional. Los mercados artesanos, las fiestas, los monumentos prehistóricos, los productos de la gastronomía local, las huellas de la historia en cada esquina de las geografías urbanas… nos invitan a disfrutar con calma –ésta es una de las habilidades que se suele atribuir a los menorquines– de un lugar que podría convertirse en modelo a seguir si se consiguen los objetivos de crecimiento sostenible que hoy se propugnan.
La isla ha traspasado ya la barrera de los setenta mil habitantes, algo que podía parecer imposible medio siglo atrás… pero se está claramente lejos de sufrir agobios por el crecimiento demográfico. Aunque los visitantes aumenten hasta el doble esta cifra en el punto álgido de la temporada, la cuota de paisaje sigue siendo alta. Y el disfrute de la naturaleza se prolonga en los dominios del mar. Resulta difícil abarcar todo el litoral por tierra, por la configuración de la red viaria, pero la navegación de recreo es entonces la alternativa. Por ello se imita, cada vez más, la afición local a dar la vuelta a la isla, por etapas, en embarcaciones de tipo familiar, y también son numerosos los practicantes del submarinismo, pues la belleza de los fondos marinos va pareja con la del perfil costero.
Aumenta igualmente el número de los que se interesan por la recién estrenada hostelería rural, para gozar directamente de una naturaleza prácticamente incólume (la actividad agraria ha sido hasta ahora la clave de su mantenimiento). Y la curiosidad por aspectos de la vida isleña que antes se soslayaba mostrar, aduciendo que no interesaban a nadie… Así que todo va cambiando, como indicábamos al principio. Por suerte, al parecer, con una visión muy clara de los riesgos que comporta abusar del medio. Y no es extraño, en consecuencia, que la amable acogida que se brinda al forastero sólo conlleve, en contrapartida, una petición: la de respetar este medio como lo ha venido haciendo hasta ahora la población local. En Menorcaisla.es encontrarás toda la información que andabas buscando sobre la isla de Menorca, una joya del Mediterráneo.